miércoles, 27 de octubre de 2010

Adolfo


El otro día estuve aprendiendo a hacer cestas.

Ya había hecho mis pinitos de manera autodidacta con un libro maravilloso que me encanta y que enseña a hacer cestas con todo tipo de materiales que encuentras en el campo: hiedras, zarzamoras, madreselva, avellano..., pero nunca fuí capaz de terminar la cesta sin que se me rompiera el mimbre al intentar hacer el borde.

Pero, Adolfo, un abuelo de Garganta de los Montes, vecino de huerto (¡Y qué huerto tiene a sus 83 años!), que además hace miniaturas en madera (vamos, que es todo un artista) nos ofreció darnos unas lecciones magistrales.

Y allí que nos fuimos, una mañana soleada de estas que estamos disfrutando este mes de Octubre a que Adolfo nos iluminara con su sabiduría.

Parece fácil, pero no, tiene miga la cosa. Los mimbres se lían, se quiebran, la cesta se queda poco apretada, ovalada, se abre. Él con sus manos hábiles nos corregía y arreglaba nuestro intento de cesta.

Al final, consiguió, no sin muchas risas, pero diciéndo las cosas claras, que hiciéramos nuestra primera cesta, un pelín chapuza, pero a la que más cariño se tiene, la primera es la primera.

Aquí os dejo una imagen de mi primera cestilla, ¿A qué es bonita?

jueves, 14 de octubre de 2010

Nostalgia


Hace cinco años que no iba a Galicia, a la Ría de Arosa para más señas.

Siempre que voy me llama la atención el olor, los colores y lo bonito que es el mar, el mar de las rías es especial...

Siempre he veraneado en Galicia, de pequeña, con mi familia, mis abuelos, tíos y mogollón de primos, nos lo pasabamos pipa.

No recuerdo que las playas estuvieran especialmente limpias, pero mi recuerdo es más bien de algas, algún que otro zapato, trozos de madera podridos y poco más.

El otro día estuvimos en una playa preciosa en la Isla de Arousa, la han arreglado, tiene un paseo de madera, con unos bancos para sentarse muy modernos y un parque con columpios para los niños, en fin, muy apañao, pero la playa estaba LLENA de plásticos: botellas, bolsas, un casco, latas...

Yo, me pregunto si la gente que va a esas playas tira las cosas, ¡Estoy segura que no! Pero me temo que lo que tiramos a las papeleras cercanas a las playas, o en los contenedores, bien por el viento o no sé cómo, pero todo termina en el mar.

Es una pena que sitios tan idílicos, las playas maravillosas que tenemos en España terminen llenas de resíduos plásticos que contaminan las aguas y los pescados y mariscos que nos comemos.

La verdad es que es la historia de siempre, pero ¿Cómo concienciarnos de que no debemos comprar alimentos envasados? Es muy difícil, primero ser conciente, y luego ser capaz de no comprar algo si está envasado.

Me da pena, reconozco que parezco una abuela nostálgica entonando la copla del "Cualquier tiempo pasado fué mejor", pero Galicia pertenece a mi niñez y a mis casi cuarenta años, me siento así...